viernes, 29 de junio de 2012

Falling down.

Mi problema es que me aferro demasiado a las cosas.Me niego a aceptar que todo ha terminado,que a partir de ahí hubo un punto y a parte.¿Y qué? Eso no es malo.No es malo recordar buenos momentos,experiencias inolvidables,cosas que no se olvidan de un día para otro.Está bien no olvidar las cosas que un día te hicieron feliz,tenerlas presentes en cada segundo de tu vida.La cosa es distinta cuando esos recuerdos te matan cada vez más por dentro,cuando llegas a un punto en el que no tienes ni idea de lo que te deparará la vida,ni de lo que te puedes encontrar en la siguiente esquina.El encanto del destino es que todo deja de tener sentido.Manipulan hasta el último rincón de tu mente,haciéndote creer que un día lo tuviste todo y al siguiente ese "todo" se desvaneció en el aire.Eso es vivir.El destino es impredecible,hace que pasen las cosas en el momento en que menos te lo esperas.Caminas.Caminas sin rumbo hasta encontrarte con un muro que te impide seguir sonriendo.Y te apagas.Esas ganas de vivir se esconden para no salir a la luz nunca más.Buscas algo o alguien que te pueda ayudar.Pero estás sola.Y es que cuando estás perdida, ya no hay nada que puedas hacer: tú eres tu peor enemiga, y decides si volar o caer.

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